LA MIRADA DE LOS OTROS
Recuerdo que en mi adolescencia lo repetía muy seguido. Sin embargo, la adultez me mostró que cuando actuamos de esa manera en realidad lo que estamos diciendo es que prefiero no tener en cuenta la opinión del otro, no escuchar, no validar, no aceptar, porque al aceptar ésto, corremos el riesgo de mostrarnos vulnerables; y hoy en día parecería ser que eso es algo prohibido.
Si nos vamos al otro extremo y actuamos todo el tiempo en pos de lo que piense la gente, dejamos de ser nosotros mismos, nos convertimos en marionetas y vamos por la vida duros, rígidos, listos para la foto, y dejamos de fluir en el intento de agradar y encontrar la aprobación de todo el mundo.
Incluso en las redes sociales por lo general mostramos lo mejor de nosotros, a veces exageradamente, soñando obtener cientos de ME GUSTA, como si eso nos hiciera ser mejores, caso contrario nos sentimos a veces decepcionados y dudamos de nosotros mismos.
Lo cierto es que es imposible agradar a todo el mundo, así que, a mi entender, encontrar el equilibrio deriva en no perder nuestra esencia a costa de agradar, ni tampoco dejar de retroalimentarnos con la mirada negativa o quizás neutra de los otros, ya que éstas, también tienen algo bueno que decirnos, de hecho, son las que más nos ayudan a crecer, son el mejor espejo que podemos encontrar, y si los escuchamos, son el punto de la más profunda introspección y eso debe ser tomado como un regalo…
Así que los invito a amigarse con todas las miradas, después de todo …”lo esencial es invisible a los ojos”
Cinthia Enden (coach ontológico organizacional)
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