En mis inicios como estilista me daban largas charlas de cómo se debía atender a un cliente y en cierto nivel inconsciente todos los sabemos. Con un poco de criterio sabemos, que, como clientes, nos gusta que nos traten bien, que nos hagan sentir especiales, que nos den un servicio o producto de calidad a buen precio y sobre todo que nos escuchen. Ahora bien, eso es todo? En éstos tiempos que vivimos, nos venden de todo cada tres segundos. por la televisión, por las redes, por correo, etc Los seres humanos estamos hartos de que nos vendan cosas! Queremos atención, queremos ser escuchados, buscamos afecto. Queremos todas esas cosas que no se pueden comprar! Y lo mismo les pasa a nuestros clientes en el salón. Una mujer o un hombre que entra a tu salón en busca de mejorar su imagen, lo hace porque eso le dará la posibilidad de conseguir al amor de su vida, o de encontrar en esa entrevista el trabajo que le dará el mejor futuro a su familia, o está por casarse para toda la vida, o
Un salón de belleza no es sólo un negocio, como tampoco su gente es sólo un grupo de profesionales trabajando. Un salón de belleza es un pequeño lugar en el mundo, donde nuestros clientes se encuentran a sí mismos frente al espejo y ahí estamos nosotros, un equipo con competencias y capacidades para crear ese mundo.