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Mostrando entradas de 2017
CUÁNTO VALE TU PALABRA?   ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE “EL VALOR DE LA PALABRA”? Hay personas que van por la vida haciendo promesas que ni siquiera saben si las pueden cumplir, o lo que es peor, sabiendo que no van hacerlo. Quizás tengan muchas dificultades para expresar un” NO”, o un “TE AVISO”, o un “SI PUEDO, CON MUCHO GUSTO”. Hay tantas maneras de ser cortés, que para los que sí tenemos palabra es tan difícil lidiar con estas situaciones que se nos dificulta entender este tipo de actitudes. Claro que éstas, son situaciones menores. Hay otras en las que la falta de palabra provoca ruptura de relaciones que no tienen reparo alguno. Cuando hablo de valor, hablo del valor intrínseco que tiene la palabra. Del valor puramente moral. Para algunos el acto de hablar significa emitir sonidos con la boca, y ésto a simple vista, si quisiéramos darle un valor diferente, podríamos decir que es gratis, pero tampoco lo es. Prometer cosas que después no podemos cumplir; es caro. Cua
Peinando almas Todo comenzó hace 14 años atrás, cuando elegí ser estilista. Con mente de principiante y actitud de eterna aprendiz realicé cuanto curso había para perfeccionarme. Participaba de concursos, ganaba copas y medallas y para entonces, mi ego se encontraba satisfecho. Sin embargo, no fue suficiente. Con el paso de los años la vida me mostraba que ese no era el camino. Descubrí que cuando uno deja de mirarse a sí mismo y observa a su alrededor,  se abren mundos; y así un mundo nuevo se abrió ante mis ojos. Cada persona que llegaba a mi buscando verse diferente  me confiaba sus historias de vida, sus angustias y alegrías. De pronto, en un día de plena conciencia, me descubrí PEINANDO ALMAS, TIÑENDO EMOCIONES, CORTANDO BAJONES, MAQUILLANDO SONRISAS, TRENZANDO ILUSIONES  y apareció mi magia. Decidí formarme como coach ontológico para acompañar a las personas, no solamente desde lo estético, sino también desde lo ontológico.  ¿Y adivinen que?  ¡Si! otro mundo
EL MISTERIO DE LA SINCRONICIDAD Y acá estoy yo otra vez… contándoles algunas vivencias. El propósito surge de la necesidad de revivir esas historias que dejaron algo significativo en mi vida y al compartirlo, quizás, haga algún sentido en la vida de alguien más. Dicen que si lo que estas leyendo en determinado momento es coincidente con lo que justo necesitabas escuchar, esto es producto de la sincronicidad. Me pasó varias veces, y sé que es una sensación increíble! O cuando aparecen una serie de coincidencias concatenadas. Les habrá pasado como a mí,  que si a veces pienso en alguien que no veo hace rato, de golpe aparece! Esto en el salón es algo común para mí y que no deja de sorprenderme cada vez que sucede. Mi alma curiosa se puso a investigar sobre el tema y descubrí que Carl Jung lo describe perfectamente: “Una experiencia sincrónica suele aparecer en momentos no esperados, pero siempre en el momento exacto, cambiando incluso, a veces, la dirección de nuestr
EL PODER DE LA SONRISA ¿Te pusiste alguna vez a observar cuánto sonríe la gente? En algún momento me propuse observar algo que llamó mi atención, y descubrí que hay personas que siempre están sonrientes… y otras que, al parecer, no tanto. Y claro que los seres humanos no estamos sonriendo todo el tiempo, sonreímos según lo que nos acontece, o según nuestro estado de ánimo. Sin embargo, noté que muchas personas desconocen el beneficio y el poder de la sonrisa. Hay muchos tipos de sonrisas, las hay sinceras, las hay fingidas, otras parecen tímidas, las hay espontáneas o desganadas, hay algunas burlonas, pero también hay seductoras. en fin, la lista podría ser larga. ¡Pero yo hablo de esas personas que más allá de las circunstancias, le sonríen a la vida! ¿Significa que están felices todo el tiempo? ¡Claro que no! Significa, que eligen mostrarle su mejor cara a cada día, significa que, a pesar de los pesares de la vida, se sienten vivas. ¡Y no es que solo le sonríen a la
LA MIRADA DE LOS OTROS A todos en diferente medida nos afecta la mirada de los demás. Algunos podrán decir que no, y mostrar cierta rebeldía al decirlo. Recuerdo que en mi adolescencia lo repetía muy seguido.  Sin embargo, la adultez me mostró que cuando actuamos de esa manera en realidad lo que estamos diciendo es que prefiero no tener en cuenta la opinión del otro, no escuchar, no validar, no aceptar, porque al aceptar ésto, corremos el riesgo de mostrarnos vulnerables; y hoy en día parecería ser que eso es algo prohibido. Si nos vamos al otro extremo y actuamos todo el tiempo en pos de lo que piense la gente, dejamos de ser nosotros mismos, nos convertimos en marionetas y vamos por la vida duros, rígidos, listos para la foto, y dejamos de fluir en el intento de agradar y encontrar la aprobación de todo el mundo. Incluso en las redes sociales por lo general mostramos lo mejor de nosotros, a veces exageradamente, soñando  obtener cientos de  ME GUSTA,  como si eso nos hici