En
Peinando Almas tenemos el hábito de hacernos preguntas.
De ahí
nació nuestro emprendimiento.
Y la
pregunta nueva que nos hicimos es por qué a las personas les da felicidad ir a
la peluquería? Qué sienten? Qué viven?
Indagamos
entre nuestros clientes habituales y descubrimos que más allá de verse y
sentirse bien con uno mismo (primer respuesta automática) había algo más profundo que verse bien en el
espejo. Usando nuestras habilidades de coaching (preguntas poderosas) fuimos
aún más allá y llegamos al ser de la
cuestión. Es obvio que cuánto mejor uno
se ve mejor se siente, pero la particularidad que tenemos los coaches es no dar
nada por obvio.
Descubrimos
que para ellos es difícil de poner en palabras, pero la percepción es que
cuando uno se ve bien aumenta la confianza y la seguridad en sí mismo , lo que podría interpretarse como un
miedo inconsciente actuando como motor.
Miedo a no ser aceptado, miedo a envejecer, a
no encajar, a la soledad, miedo a la crítica. Y algo que encerraría a todo
ésto, que es el miedo a no pertenecer.
Si ésto fuera cierto,( ya que sólo es nuestra
mirada) nuestros clientes estarían pagando para ocultar sus miedos
inconscientes.
Claro que
ésto no sería ético, comercialmente. Pero la realidad es que todos los seres
humanos tenemos miedos inconscientes por eso también todos compramos productos
y servicios para aliviar esos miedos y así conseguimos felicidad.
Por lo
tanto, lo que vendemos es felicidad, tranquilidad, seguridad, confianza y
garantizamos pertenencia.
En
Peinando Almas tenemos una misión.
Trabajar
con las personas para crear conciencia de la importancia que tiene nuestra
profesión. En los salones no vendemos
servicios, ese es el MEDIO
El SER de nuestro oficio es HACER felices a
las personas, es mitigar sus miedos, revivir su confianza y hacerlos sentir
seguros de que tendrán su lugar en éste mundo.
Cuando
tenemos un propósito mayor que ganar dinero, nuestra vida y nuestra profesión
cobran sentido.
Nuestro
SER también se transforma para HACER algo más grande entonces el TENER viene
sólo, casi como un regalo por cumplir nuestra misión.
Por eso
trabajamos con salones de belleza que deseen trascender, dejar una huella,
evolucionar, tener clientes felices; pero sobre todo, empleados felices, porque
son ellos el recurso más importante. Son el punto en común entre el cliente y
el negocio, y de hecho, los que más saben o debieran saber el para qué de su
hacer.
Profesionales conscientes, clientes felices,
resultados concretos.
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